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El derrumbe

 Si todo busca el derrumbe, por qué pararse en el asombro. Sucumbir y recordar, para que las sombras sean auroras de un tiempo mejor. De un tiempo que no se espera y que llega sin manecillas. De un tiempo que no pregunta y que sólo sucede. Si todo busca el derrumbe y en tus ojos me vuelvo mar, no me interesa hablar de lo pactado. No me interesan los calendarios, ni las esperanzas prestadas. Sólo me importan los besos en las veredas de no sé dónde, los amigos riendo de lo que pasó no sé cuando, la familia hablando de lo que dijo en la televisión no sé quién. El guiso de lentejas, las flores artificiales, lo que pude contar sentada en el sillón en posición de indio, un té de boldo, el pasto quemado por el sol, dos portarretratos y una mesa ratona. Si todo busca el derrumbe, es porque estamos cerca. Vos y yo, eso y yo, vos y vos. Lo que recuerdo repentinamente, siempre estuvo ahí. Siempre estuvo cerca. Un recuerdo de cercanías ignotas que me alejaron de lo esencial para saberme carencial.

El refugio

Yo creo que todos tenemos un refugio. Y si no todos lo tenemos, mínimamente todos lo merecemos. Un lugar a donde huir cuando estamos en el fondo. Y todos estuvimos alguna vez en el fondo. Ya sabés de lo que te hablo. Estar en el fondo tiene esa cosa de no poder decir todo lo que hay para decir, de creer que lo único que conocemos es lo único que puede darse y que no merece la lágrima intentar dar los pasos que siguen porque, en el fondo, primero viene la lágrima y, casi nunca, los pasos. Estar en el fondo es decir sin pensar o pensar tanto para terminar diciendo nada la mayoría de las veces. Porque, en el fondo, al otro no le importa lo que tenemos para decir. Eso es estar en el fondo: que la palabra arda en el pecho palpitando al son del error y hacer que eso se haga costumbre. Una puta mala costumbre. Estar en el fondo es doler momentos que no existen, porque nos olvidamos de crear los recuerdos lindos que podrían acompañarnos toda la vida y transformarlos en el capital necesario

Te quiero

Cae presurosa la noche en los ojos de quien ama. Cada susurro es una promesa a la entrega y te quiero. Las pieles, tímidas, hablan el lenguaje de las almas vacías que se encuentran y se enredan para salvarse de los contratiempos, los sinrazones y las calmas que se han ido. Te dejo. Te dejo que me ames bajo el cristal azul que acapara el mundo, al que le debemos un animarse, algún reparo y un par de anhelos que desprenden de amores sin sombra, de silencios que todo lo curan. Se corresponden los latidos, pesan los párpados al sentir, poco importan los tiempos que corren en agujas y ¡ay, te quiero!  Amor escueto. Sin vueltas, sin hastío. Amor compañero. Amor rebelde, revoltoso y desmedido. Cuerpos que todo proclaman, manos que todo lo buscan. Nace de tu espalda la poesía perdida que estremece al oído y que de la boca sale haciendo lumbre el olvido. Y poco importan los tiempos que corren en agujas y ¡ay, te quiero! Y nos adentramos al alba que atestigua nuestros sueños en charla, que

Insomnio de Abril

Un pedacito de cielo gris se cuela en tus ojos y lo entiendo todo. Ese dolor que en silencios abrazo se vuelve un sol en hoja que con acuarelas se pinta. Todo lo dejo porque todo lo quiero. Lo que perfora el alma es alimento del deseo de ser. Miro hacia abajo: tengo el otoño a mis pies. Otra vez. Todo lo que no cuadra y se reprocha cae por el calendario para apurarnos a llegar a no sé dónde. Escucho la voz de mamá diciendo "un paso a la vez". En tu risa me encuentro de a ratos y caigo en cuenta de que la vida es otra cosa, una cosa que nada tiene que ver con esperar. Y de la piel me florecen los versos como heridas que uno se encuentra, pero que tienen belleza. Y como todo lo bello, lo aprendo a querer.

Deseo de despedida

No te preocupes, no te disculpes por tu timidez.  Garabateame una sonrisa en la cara con algún chiste malo, despeiname un poco, ¡Uy, subí el volumen del stereo que esta canción me encanta! Ahora anclate un rato en mis ojos... ¡Eso! Mirame así, como cuando te tildás mirando una cosa y todo al rededor se pone como fuera de foco.  Y agarrame, así, sin miedo. Dale, sin miedo que yo no te suelto. Ey, te dije que no te suelto... Pucha, mala mía. A veces uno quiere agarrar y ya fue soltado.  Tranquilo, no te culpo. Sólo estás un poco desarmado.  Pero te vas a sanar, te lo prometo. Te lo deseo. Me hubiese encantado haberte podido arreglar. Pero por más que hubiese podido, yo no te iba a completar. No estoy de malas hoy, pero tengo que decirte que nunca vas a estar completo. Alguien alguna vez se llevó un pedacito tuyo para siempre y no te lo va a devolver jamás. Nos pasó a todos, de verdad te digo. Mejor te dejo hacer tranquilo tu duelo por el pedacito tuyo que perdiste. Duele perder algo

En pausa

Junio quiero pasarlo en sepia. Casi como en una foto, te veo sentado en el pasto viajando con la mente a quién sabe qué clase de realidad que alguna vez te habrás inventado para escapar, por un rato, de este mundo que sangra versos, pétalos y lunas llenas. Estoy a una lágrima de acordarme de tu voz, de cómo se te achinan los ojos cuando te reís, de con cuánto pudor me hablabas de tus sueños. Entonces me apreto fuerte las manos. Estamos grandes, che. Los grandes no lloramos. Quiero escupir galaxias enteras en un florero y que te tomes esa materia inorgánica para que conozcas todas las verdades que nunca pude decirte. No sé, a veces creo que la vida es una pausa de algo que no conocemos. Una pausa corta.  ¿Sabés? Me gustan las pausas. De cuando en cuando me engaño y me sana un poco jugar a que estoy esperando un algo que todavía no me doy cuenta bien de qué se trata. Pero es mentira. Yo odio esperar(te). A vos tampoco te gusta, ¿no? Todo lo que es a largo plazo nos exaspera. Nos dob

Querer(te)

  Me voy hundiendo y dejando vencer por todas las veces que fuimos un par de caprichos hechos amor.   Uno no tiene la culpa de querer de tal manera que las cosas acaben por arruinarse. Y qué ruin tan amargo, viejo. Qué ruin tal vil, tan... tan sin piedad.   Nos voy (re)encontrando en los ecos de un verano que nos ató de pies y de manos para enseñarnos bien a lo bruto qué es e ntregarse sin mezquindades y sin razón.   Mirá que me han dolido muchas cosas a lo largo de la vida, pero que te duela una persona... Eso sí que no sé cuándo se cura (o si siquiera alguna vez deja de doler).   Y por ahí estoy haciendo algo que requiere concentración y de repente suena esa canción. Esa que te trae conmigo estando lejos. Entonces cierro los ojos y todo mi ser fluye con vos en una melodía que remite a días de lluvia y frases al oído. Y cuando los abro, no estás. Porque te fuiste hace tiempo (o, ¿me fui yo? Da igual).   Sólo te pido que si mi imagen alguna vez sale a pasear por tu pensar no la tr