El derrumbe
Si todo busca el derrumbe, por qué pararse en el asombro. Sucumbir y recordar, para que las sombras sean auroras de un tiempo mejor. De un tiempo que no se espera y que llega sin manecillas. De un tiempo que no pregunta y que sólo sucede. Si todo busca el derrumbe y en tus ojos me vuelvo mar, no me interesa hablar de lo pactado. No me interesan los calendarios, ni las esperanzas prestadas. Sólo me importan los besos en las veredas de no sé dónde, los amigos riendo de lo que pasó no sé cuando, la familia hablando de lo que dijo en la televisión no sé quién. El guiso de lentejas, las flores artificiales, lo que pude contar sentada en el sillón en posición de indio, un té de boldo, el pasto quemado por el sol, dos portarretratos y una mesa ratona. Si todo busca el derrumbe, es porque estamos cerca. Vos y yo, eso y yo, vos y vos. Lo que recuerdo repentinamente, siempre estuvo ahí. Siempre estuvo cerca. Un recuerdo de cercanías ignotas que me alejaron de lo esencial para saberme carencial.